sábado, septiembre 12, 2009

Para Un Tribunal del Amor


Hoy se me antoja responderte con palabras que si la poesía me invistiera, las cantaría para ti. Pero se me antoja aún más recordar a la mujer de Aquitania, para hilvanar los paragraphes de un Tribunal del amor. Reclamar por esta ilusión que nunca más podrá ser, recordarte que he logrado despedirme por una y otra vez, pero insistes en tus presencias que no son más que el anuncio de nuestras eternas separaciones.

Te convoco aunque intente olvidarte, para repetir por última vez este adiós que ha alcanzado tan diversas formas, que se agota en ficciones inventadas para apartarte, en danzas interminables que no logran liberarme, y en palabras ya gastadas que no alcanzan su efecto y amenazan con no parecer deseadas.

Recurro al Tribunal y exijo, me pongo un traje para ondear una bandera en nombre de mi libertad que olvide estos miles de años, de melancolías y abandonos tuyos. Demando no vislumbrar más tus quimeras para dejar que se posesione de mi alma un camino que así tenga unas cuantas piedras en sus primeros tramos, no lo he zanjado yo; simple y renovador, ha aparecido en este tramo, sin que imaginara al menos que vendría sin anunciarse.

Regresa de una buena vez entonces, despídete sin prisas y sin valijas que te esperen en la entrada de mi casa que ha postergado cualquier antesala tuya. Pronuncia finalmente esa última despedida que sin treguas me devuelva la calma. Y no regreses más que en los recuerdos adolescentes que ya han dejado de aturdir para albergar silencios, sabidurías y sorpresas que tengo por descubrir en las nuevas esquinas que ahora transito.


1 comentario:

walker dijo...

Nuevas esquinas que no prometen mas que verdadera felicidad, en los abrazos de primavera y las caricias de otoño en un confortable cafe ubicado en un viejo futuro, un risueño presente y un colorido pasado.

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