miércoles, junio 13, 2007

"Don y Castigo"

“La lucidez es un don y es un castigo. Está todo en la palabra: Lúcido viene de Lucifer, el Arcángel rebelde, el Demonio… Pero también se llama Lucifer el Lucero del Alba, la primera estrella, la más brillante, la última en apagarse… Lúcido viene de Lucifer y de Lucifer viene Lux, de Ferous, que quiere decir ‘el que tiene luz, el que genera luz que permite la visión interior’… El bien y el mal, todo junto. La lucidez es dolor, y el único placer que uno puede conocer, lo único que se parecerá remotamente a la alegría, será el placer de ser consciente de la propia lucidez… "El silencio de la compresión del mero estar. En esto se van los años. En esto se fue la bella alegría animal", Pizarnik, genial…
…No importa el amor de los otros, ni el amor que uno siente por ellos. Si uno no sigue, todo sigue sin uno y sigue igual. Todo pasa, la ausencia pasa. Se conoce a la muerte antes de morir: es un final antiguo, rutinario y común. Es un final deseado que se espera sin temor, porque uno lo ha vivido muchas veces. Todo da igual”.
Hay películas a las que uno comienza a apodar como las malditas, porque por una y otra razón, que ya parece lugar común, siempre se presenta alguna circunstancia que te la hace perder. Entonces, a fuerza de tanto esperar verlas, toca buscarlas donde sea, comprarlas y disfrutarlas muy despacio, ojalá una tarde de domingo para evitar el hastío del último día de la semana, así se termine derramado en llantos y suspiros como sucede con Lugares Comunes, la película de Adolfo Aristaráin, realizada en 2002, la atrasada era yo, pero no es lo que importa ahora, eso es lo maravilloso de los blogs, si lo acertado es la actualidad, pues qué bueno, pero si lo que interesa realmente es hablar de lo que golpea el alma, pues, mejor. Inmediatamente terminaron los créditos llamé a mi parcero Marlon Moreno, “de razón me habías dicho que tenía que verla, es demasiado”, le dije, y le agradecí por conocerme tanto. Y es que sacando a un lado que es claro que si el personaje principal es escritor y profesor de narrativa, pues lo más lugar común es que uno se identifique de inmediato con Fernando Robles, interpretado por Federico Luppi; luego, que fume clandestinamente toda la película, que se reafirme en cada escena con sus palabras y sus creencias tenaces, pues es casi imposible no afectarse con esta historia. Desde la primera escena se imagina el final, pero eso tampoco afecta; retornamos a la premisa de siempre, como me dijo un amigo mío el otro día, “podemos dar todas las vueltas posibles, podemos contar historias de una, dos, o tres horas, lo clave es que terminemos diciendo que el amor excede todo”. Tal vez es en esa enunciación donde se encuentra el motivo de esta historia, el motivo del nombre odiado y acuñado por tantos escritores y que desemboca en ese otro Lugar Común, que es todo lo que surge alrededor de un relato que habla de un gran amor, de la complicidad, de la lealtad y de esos seres incólumes que nos regalan tanto, a 24 cuadros por segundo.

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