domingo, septiembre 24, 2006

Cobro De Sangre

Hace mucho rato no sentía deseos tan inmensos de memorizar las frases de un libro, por eso a continuación lo copio, para llevarlo siempre en la mente, también para hacerlo igual de próximo a quien se acerque a estas páginas “colgadas” en la red. Las palabras certeras y asombrosamente cercanas a una y otra bitácora de travesías, pertenecen a Cobro de Sangre, novela escrita por Mario Mendoza en 1994. Si encontrar la libertad en los libros es la meta de personajes como el viejo Ezequiel, Bahamón y el propio Samuel Sotomayor, la alcanzan para nosotros los lectores aunque ellos terminen consumiéndose en sus deprimentes encierros. Qué buena historia es Cobro de Sangre, su recorrido por la infamia de este país que se intenta con tanto ahínco olvidar es muy afín a las últimas frases de Oro Nazi en Argentina, un extraordinario documental que hace pocos días pude ver, no las recuerdo exactas pero alcancé a anotar algunas pocas, “tal vez la memoria de una sociedad sea una gran cantidad de imágenes superpuestas hasta que olvidamos la original”. Entonces, para que no olvidemos, me atrevo a literalmente copiar al bogotano y también extraordinario escritor Mario Mendoza: “Y su columna vertebral se estremeció en una corriente de júbilo y se dijo que todo en la vida estaba bien y era bienvenido, la amargura, el deterioro físico y la muerte, el sexo y la amistad, la desdicha y el desamor, las frases con las que le decimos adiós a alguien que hemos amado con locura, el olvido, el sol, las olas chocando contra nuestros cuerpos, la risa y el llanto, las palabras murmuradas entre las sábanas, las caminatas solitarias a altas horas de la noche por ciudades frías y fantasmales, la traición de quienes creíamos que jamás nos harían daño, los bajos sentimientos de aquellos que nos acompañaron buena parte del camino, las manifestaciones de amor y de pasión, los insultos y los elogios, la ira y la frustración, el deseo, la carne, el instinto, los vicios, la ternura, la caridad, los ojos de quienes nos han amado y los de quienes nos han detestado, la música, el aire, la envidia de aquellos que han querido destruirnos, la maledicencia de quienes sólo buscaron nuestra ruina, las noches de insomnio que parecen interminables y las de lujuria que parecen breves instantes de placer perdidos en la oscuridad de nuestras habitaciones o de habitaciones ajenas, las preguntas de quienes no entendieron por qué nos alejábamos de ellos, los regalos olvidados en rincones polvorientos, las cartas de nostalgia que nos escribieron quienes nos extrañaban y las cartas insultantes de quienes terminaron odiándonos con furor, la desesperación, la angustia, la impotencia, la infinita tristeza, el abandono, la crueldad, la mentira, la ignominia, las heridas que nos infligieron cuando éramos niños y no podíamos defendernos, las despedidas definitivas en cuartos habitados por enfermedades terminales, esos abrazos que les dimos a aquellos que estaban prontos a morir y que sabíamos que jamás volveríamos a ver (con cuánta dulzura dimos esos abrazos), el mareo y la depresión que parecen insoportables cuando acompañamos a esos seres queridos a la tumba, su recuerdo que nos persigue permanentemente y en cualquier lugar, las pésimas decisiones que vimos tomar a nuestros amigos en medio de crisis que también nos dolían a nosotros, la infinidad de veces que fuimos insultados, mancillados, vilipendiados, incomprendidos, calumniados, todo, todo, todo, todo era bienvenido, por la sencilla razón de que todo eso nos había sido dado para transmutarlo, para modificarlo en una sorpresa mayúscula, en una exaltación suprema que sólo hasta ahora Samuel entendía: la conciencia de estar vivo, la inmensa dicha de existir, de ser una brizna de materia revoloteando por el universo antes de perderse en los desconocidos laberintos de la eternidad”.

5 comentarios:

el jugador dijo...

M e parece excelente tu exalatacion de la obra de mendoza, nunca habia visitado tu blog , y navegendo por la red me tope con este, me pareces una chica dee esas que uno anda buscando y no encuentra, aficionda a la inmensa descripcion innombrable de la palabra, si quieres puedes visitar mi blog me encamntaria hablar contigo
http://cunadeangeles.blogspot.com/

el jugador dijo...

fe de erratas
dee de
encamntaria encantaria
asi no parecias tan perfecto
jjaja

JuanDaGarzon dijo...

Excelente el libro verdad? estoy fuera del país y sinceramente leer estas líneas me emociona, te agradecería me recomendaras títulos con fragmentos similares.

Saludos.

azulquitapenas dijo...

Hola Juanda, quise entrar a tu blog pero es sólo para invitados. Sí, es muy bueno Mendoza. De recomedar, pues Abad Faciolince, impajaritable, como diría Andrés Caicedo. También te recomiendo mucho a Santiago Gamboa. Yo también estoy fuera de Colombia ahora, y cada vez que los leo me lleno de nostalgia. El otro que no puedes dejar de leer es a Tomás González, comienza por Primero estaba el mar, suprema, esa novela. Gracias por tus comentarios.

Mariaisa Solórzano dijo...

Excelente libro y escritor. Admiro su obra, pero te descachaste en el año de publicación que fue el 2004. Recuerda que en él describe hechos más allá de los 90's que incluyen la caída de las Torres Gemelas, entre otros.

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