viernes, septiembre 15, 2006

Nuevo adiós: Nueva Melancolía

"Confío en que seas un hombre como siempre lo he soñado, dulce con los débiles, feroz con los prepotentes, generoso con quien te quiere, despiadado con quien te manda."
"Nunca dos desconocidos que compartieron el mismo cuerpo fueron recíprocamente tan desconocidos ni estuvieron tan lejos el uno del otro."

Oriana Fallaci

Ya es tan cotidiano que se convierte en uno de los primeros argumentos universales, de ahí parten miles de historias, pero cuando está en frente, duele como la primera vez, por eso te pasas intentando un buen rato de la vida aprender cómo poder aceptar que alguien deje de existir, pero tal vez nunca lo logres, el remezón es muy fuerte cuando ese alguien es quien precisamente de forma directa o no, ha dejado una huella en tu existencia. Ella nunca imaginó toda su influencia en mí, pero ahí ha estado siempre presente. Es más, ha sido tan fuerte que hace poco cuando la prensa se volcó a acusarla ni siquiera me tomé la molestia de mirar los periódicos porque quería conservar intactas su imagen y sus letras. Ayer murió la escritora e inigualable periodista Oriana Fallaci y en verdad qué nostalgia tan grande la que revuelca cuando muere un ser que marcó de alguna forma la existencia, los sueños, los propósitos. Por culpa de la historiadora Margarita Garrido, que para mi gran fortuna ha sido la gran maestra en muchísimos aspectos de mi formación profesional, tuve por primera vez en mis manos el libro Entrevista con la historia y al leerlo quedé completamente convencida que quería ser como Oriana Fallaci. Después fue imposible dejar de leer la gran mayoría de sus obras. Ahora entonces, ¡valga la pena por algo!, recordarán sus agudas frases, sus inteligentes aseveraciones y preguntas; y valdrá la pena entonces que lleguen reediciones de uno y otro de sus grandes textos para que podamos recordar a Oriana Fallaci por su aguerrida tinta que hoy se enluta y nos entristece por completo.

2 comentarios:

Liliana Sáez dijo...

A mí me pasó como a ti... No he querido leer acusaciones a una mujer que tuvo tanto coraje para vivir, para decir lo que pensaba, para escribir lo que veía.
Yo también la admiro desde mi tierna adolescencia.
¡Qué triste que haya muerto!

azulquitapenas dijo...

Sí, Liliana, mejor nos quedamos con esos recuerdos, con el hombre de Un hombre, con ese extenso poema al niño que nunca nace, con su feminismo claro y no panfletario. Yo me uno a tu tristeza.

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